Esto lo escribo una vez confirmada la permanencia de Beccacece. Trato de tener la mente fría, en un momento en el que siento pena, rabia, pero sobretodo impotencia por un tipo que nos quiere hacer creer que él será quien nos saque del momento en que él mismo nos tiene.
Pasa que para algunos, la U es como un familiar de los más queridos, y ver lo mal que le han hecho el último año, da mucha pena. En esta columna no quiero putear ni analizar mucho, solo quiero dar ideas para salir del mal momento futbolístico en que estamos, en el cual la prensa habla de “fracaso”. Y para ser honesto, más que fracaso, siento que la U está en crisis, y como en la vida, los momentos de crisis no siempre son trágicos ni terminales, si los sabes asumir pasan a ser momentos para aprender, ser autocrítico, tomar decisiones que antes no tomaste, pensar en soluciones y empezar a salir del hoyo en el que estás metido, en no cometer los mismos errores que te tienen cayendo en picada.
Para empezar a corregir los errores, la primera decisión debe ser cambiar al entrenador, un tipo frío, ególatra y soberbio que en 17 partidos oficiales nunca mostró un patrón de fútbol, una idea, no repitió formaciones y tras cada partido malo, jamás realizó una autocritica que a uno le permitiera pensar que va a corregir lo que está haciendo mal.
Lamentablemente para nosotros los hinchas, uno lee y escucha deportes y se entera de lo quebrado que está el camarín, de lo tenso que está el ambiente en el CDA por causa de él. He conversado con amigos y familiares azules buscando un reemplazante. Gareca, Bauzá, Costas, la vuelta de Markarián, Russo o Pelusso son los que más se repiten, y sobre la misma uno se entera en las redes lo que están cobrando y son opciones que borran casi automáticamente.
Como una opción tal vez menos popular suenan los ex azules Ronald Fuentes y Luis Musrri, tipos que, creo, tienen la jineta necesaria para saber arreglar las fracturas internas, ambos con un estilo de juego claro, que con poco, tuvieron un buen año y sobretodo, estoy seguro que pondrán el bien de la “U” por sobre el propio de ellos en caso de no resultar.
Ahora, viene un semestre de transición para nuestro club. Lo que no hizo Lasarte después de lograr el título, es necesario e indispensable ahora. Hay jugadores que ya cumplieron un ciclo y no queda más nada que agradecerles, mientras que otros nunca rindieron y se debe traer gente nueva al club.
La oportunidad está ahí y depende de Azul-Azul (libro largo el tema de las Sociedades Anónimas y el poder absoluto que tienen sobre las instituciones, y que el gran culpable del momento de la U es Heller, pero quiero buscar soluciones reales: las SA no desaparecerán ni Heller dejará la presidencia) darle a alguien de casa la opción de renovar el plantel, aprovechar el semestre para resurgir, con gente comprometida por el club y no por un alto sueldo, con un entrenador que haya comido tierra y sepa valorar la oportunidad que está teniendo, con un gerente que optimice los recursos financieros para traer buenos valores.
La U debe volver a su esencia, esa que sufrió el descenso y se bancó la quiebra, donde cada partido era una final, y uno se iba tranquilo del estadio más allá del resultado, porque los jugadores lo dejaban todo. Espero nuevos tiempos para la U, con gente que valga la pena esperar, que sufra tanto como nosotros en las derrotas y las victorias no las viva como propias, sino como un triunfo de todos.
Por César Fernández, @1cefr
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