Ocho de la mañana de un fin de semana cualquiera, y yo despierto viendo a la Fiorentina en la televisión o en un computador ¿Qué me hacía despertarme tan temprano en un día de descanso? ¿El cuadro ‘viola’ y el gran juego colectivo que tenía en ese entonces? No. La respuesta tenía 4 palabras. David Marcelo Pizarro Cortés.
Soy joven, por ende, los primeros recuerdos que tengo de mi ídolo son en la selección chilena, en el momento en que renuncia a ‘La Roja’, que en ese entonces, era dirigida por Juvenal Olmos. Luego, haberlo visto en un grande de Europa como el Inter de Milán, para después pasar a la Roma y jugar seis temporadas en el club de la capital italiana. Celebré a gritos, los goles de Dzeko y Agüero en la dramática definición de la Premier League 2011/12 en la que ganó Manchester City, sólo porque Pizarro era parte del plantel. Y disfruté de su último paso en Italia, cuando jugaba por la Fiorentina, inclusive, compré dos camisetas de la ‘viola’ estampadas con la 7 de David.
Siempre he considerado que Pizarro ha sido un jugador infravalorado en el medio nacional, con respecto a su calidad y trayectoria en Europa. Fueron 16 años en el viejo continente y respetado por millones en la bota ibérica. Es más, fue apodado como ‘Bi-Pirlo’, considerando el parecido futbolístico con el italiano. Es que en la época en que vivimos, es más importante el jugador que tiene el mejor peinado o el que sube más selfies a redes sociales, o también el que tiene más simpatía con la prensa. Bueno, yo al menos, no caigo en esos jueguitos de ‘buena onda’ y sigo a un jugador netamente por su calidad y profesionalismo.
Cuando veía los partidos de él en la Fiorentina, actuaciones que más recuerdo, siempre me preguntaba, ¿Por qué se habla tan poco de él en Chile? Generalmente, cuando un chileno brilla en el extranjero, lo informan. Pero a Pizarro, con suerte lo mencionaban en los noticieros. Él, varias veces fue capitán en el cuadro ‘viola’, el gran referente de la Fiorentina y obviamente, uno de los más queridos por la hinchada, pero aún así, ni siquiera era material para una nota en los segmentos deportivos. ¿Por qué un jugador tan bueno pa’ la pelota no era tomado en cuenta en Chile? Si Pizarro fuera italiano, seguramente hubiera sido más respetado por sus compatriotas. Pero claro, la prensa ni titubeaba en dedicarle horas en los programas a los jugadores con menor pergaminos que pasaban en la liga chilena.
Pizarro, para mi, es un histórico del fútbol chileno, que quizás no esté a la misma altura de Elías Figueroa o Marcelo Salas, pero seguramente está dentro de los top 10 de los jugadores chilenos más influyentes en Europa. Nunca pensé, cuando veía los partidos de él en Italia, que iba a vo lver a Chile, y menos al club de mis amores.
Soy sincero, la derrota ante Deportes Iquique no me dolió como otras caídas, ni me generó bronca. El simple hecho de ver a David Pizarro jugando nuevamente por la Chile alivió todo el dolor que iba a tener si él no estaba. Es un crack, es un referente para todos. Me alegré bastante cuando ingresó a la cancha, sentí una emoción tremenda de ver a mi jugador favorito defendiendo la camiseta que más amo. Como dije anteriormente, nunca pensé en ver al Rey David vistiendo la gloriosa azul.
Me dolió la mala temporada que tuvo en Santiago Wanderers, pero sabía que no estaba cómodo y sentía que no era el auténtico Pizarro que yo conocí de cabro chico. Jamás se lesionó tantas veces en un mismo año, por lo cual me hacía convencer que algo malo pasaba en aquel club. Y así fue, cuando hace poco supe que David Pizarro con el dinero de su bolsillo, compró una hielera para el complejo de Mantagua. Las instalaciones y el staff médico no estaban a la altura de un jugador de tal calidad.
Siento indiferencia con los que se burlan de él, por tratarlo de cristal o compararlo con jugadores que si son reconocidos por lesionarse constantemente. Estoy seguro que ellos nunca vieron a Pizarro jugar en Italia. La actuación que tuvo en Iquique para mi, no fue un tapa bocas. Todo este morbo se hubiera evitado, si la prensa nacional hubiera informado en su tiempo, del legado que dejaba Pizarro en Italia, pero claro, los periodistas se absorben en el sensacionalismo y populismo, ese que trata a un jugador de la contra en el mejor jugador de América.
El partido de ayer reflejó la calidad de PEK. No jugaba hace más de 6 meses, por lo cual las dudas eran tremendas. No le bastó más de cinco minutos para callar todas esas incertidumbres. En tan sólo media hora, jugó más que algunos ‘refuerzos bombásticos’ de temporadas anteriores. 37 años tiene Pizarro, pero dentro del gramado, parece que tuviera 20. No necesita correr todo el terreno para realizar una jugada magistral, ya que con un simple pase largo deja al delantero en una inmejorable ocasión para anotar. Me siento feliz. Estoy feliz. Mi jugador favorito juega en mi equipo favorito. Esta vez, sonrío aún cuando el equipo pierde. Nunca reaccioné así ante una derrota, pero todo tiene un motivo.
Soy un eterno agradecido de David Pizarro. Gracias por volver, Rey. Gracias por darle calidad a un equipo diezmado y experiencia a un camarín sin mística. Eres una leyenda del fútbol chileno, respetemos y disfrutemos de un jugador diferente, único.