Hay varias definiciones de familia; algunas incluyen parejas, hijos, vínculos sanguíneos o legales, pero hay otra que dice que la familia es el «conjunto de personas o cosas que tienen una característica o condición común.»
Este amor se encuadra perfectamente en aquella definición; un conjunto de personas que tienen una característica o condición común y en nuestro particular, más de una, son muchas las características que nos unen, pero es solo uno el objetivo o adoración común; nuestra institución.
Cuando un padre, pareja, hijo o hermano nos decepciona nos enojamos, estamos tristes y lo criticamos, pero eso no significa abandonarlo, porque la crítica siempre va a ser constructiva, jamás destructiva.
Cuando vemos que este miembro de nuestra familia lucha hasta el final, se esfuerza, lo deja todo por un objetivo más allá del resultado adverso, vamos a continuar a su lado y vamos a alabar su carácter.
Eso es nuestra institución; una familia, una que ha demostrado con el paso de los años que tiene mucha hambre de ganar, de triunfar, de alegrarse, siempre con mucha humildad y siempre con mucho cariño.
Nadie nunca va a negar que una caída duele y cala en lo más profundo de nuestros corazones, sobretodo cuando son tan abruptas como las anteriormente sufridas, nadie quiere ver a la familia en el suelo, pero es la templanza y el amor el que finalmente nos mantiene al lado de quienes amamos.
Eso de que «no importa el resultado» no debe ser tomado de forma literal; claro que importa, claro que queremos ganar. La frase más bien refleja el carácter de tu gente, esa que es tu familia, que puede criticar y sufrir con tus tropiezos, más nunca abandonarte, «más allá del resultado».
Los análisis tácticos se los dejo a quienes saben más, yo hoy solo puedo escribir desde las vísceras. De esta estamos obligados a levantarnos; a levantarte y así levantarnos todos juntos. Hemos pasado por peores claro está, por eso estamos tranquilos y seguros de que nuestra esencia permitirá que la pena pase y que el amor por siempre prevalezca.
Hay mucho trabajo que hacer, hay muchos jugadores que pulir, hay muchos errores que corregir, hay mucha amargura que digerir y hay muchas lágrimas que secar, pero para eso nos tenemos unos a otros. Ustedes hagan su pega, que nosotros vamos a seguir haciendo la nuestra mientras nos quede vida.
Nos vemos el fin de semana, en un nuevo encuentro familiar, porque eso es nuestra «U».
Por Valentina Utreras.