El actual capitán azul cumple 18 años en el profesionalismo.
Un 1 de agosto de 1999, un joven portero proveniente de la cantera iría a la banca en el partido que la Universidad de Chile enfrentaba a Santiago Morning, dada la baja del reserva «Tomatín» Rojas. Ese sábado el fútbol se trasladaría a Independencia, para que en el Estadio Santa Laura el equipo microbusero recibiera al conjunto azul. Tras expulsión del ídolo universitario Sergio Bernabé Vargas, el guardameta suplente debía entrar a la cancha. Johnny Cristián Herrera Muñóz hacia su debut en el profesionalismo y se ponía por primera vez la camiseta de la U en un partido oficial. La U ganaría de visita 2-1, con goles de Pablo Galdames y el «Heidi» González, mientras que en el «Chago» anotaría Diego Gabriel Rivarola.
Nacido en Angol, región de La Araucanía, Herrera siempre se caracterizó por su gran personalidad y sus capacidades futbolísticas, siendo una promesa en ese entonces para el cuadro universitario. Las canchas angolinas fueron las primeras en sentir el placer de tener un jugador de tanta calidad y que a la postre sería el jugador con más copas en la Universidad de Chile.
Tras largos años de espera, incluyendo el bicampeonato 99′-00′ y la Copa Chile del 00′, Herrera tomaría la titularidad en el conjunto azul, un puesto que no soltaría hasta emigrar al fútbol brasileño. En la noche nortina del 27 de junio de 2004, ante un Municipal de Calama repleto, «Superboy» le entregaría a la U su estrella número 12 ante Cobreloa, tras convertir el penal decisivo de esa tanda de lanzamientos penales. Euforia y carnaval a lo largo de Chile para un nuevo campeonato azul.
El próximo destino de Herrera fue el Corinthians de Brasil. Sin mucha continuidad, después de un año volvía al fútbol chileno, a Everton de Viña del Mar. Pese a no estar en la U, él siguiría levantando copas y dejándole indirectamente alegrías a los hinchas universitarios. Tras vencer a Colo-Colo en la final del Apertura 2008, en una épica hazaña del conjunto dirigido por Nelson Acosta, Everton se consagraría como campeón con Herrera como una de sus figuras, provocando las lágrimas del cuadro albo.
Después de su paso por el cuadro viñamarino, Herrera recalaría en La Florida para jugar por Audax Italiano, club en el que estaría por dos años. Pese a no obtener títulos en el conjunto itálico, el portero mostraría un gran nivel, lo que traería consecuencias.
Tras 7 años, Johnny Herrera volvía al equipo sus amores. El 2011 retornaba el hijo pródigo a la Universidad de Chile para tomar la portería azul. El resto de la historia es sabida. El angolino volvía para darle solamente alegrías al pueblo azul. El tricampeonato, la Copa Sudamericana, dos Copa Chile, el campeonato de 2014 y el último obtenido en 2017 son algunas de las alegrías que Herrera le ha entregado a la U.
En un club donde las copas pasan a segundo plano, el cariño que se le tiene al arquero de 36 años va más allá de los éxitos. Un hombre que defiende sus colores, que pone el pecho a las balas por la institución. Ha aguantado los embates de la vida y el fútbol, pero siempre ha salido con la vista al frente, sabiendo que en la vida nadie regala nada. Criticado por muchos por su sinceridad, que la esconden en la palabra soberbia, Herrera es amado por los que llevan el azul en cada célula del cuerpo. Un ídolo de esos que uno desea que sea eterno y nunca deje el fútbol, esperando que la jineta de la capitanía se le tatúe en el brazo izquierdo de tanto ocuparla.
Por ir de frente y defender estos colores, muchas gracias, Johnny querido.